Cuando hay hambre hay hambre y punto. Y la pirámide alimenticia no sólo se da en los animales ni en el bosque. Dentro de las casas y de la unidad familiar también. Hay veces que las hermanas se llevan ocho o nueve años. Está claro que la que «corta el bacalao» es la mayor. Y si la pequeña necesita algo debe recurrir a su hermana para obtenerlo. Porque ir a pedírselo a su madre es algo casi imposible teniendo en cuenta que está de pañales y KH7 hasta las cejas.
Madres del mundo, si la hermana mayor os sonríe con cara de dulce niña y os dice: «Yo le doy la merienda a mi hermanita», sospechad, por favor, sospechad. Sobre todo si esta hermana mayor, aunque luego se convierta en una guapísima dama, es un monstruo de las galletas en toda regla. Porque, como me contaba ella misma el otro día, se alegraba cuando la dejaban a comer en el colegio ¡porque podía repetir! Y cuando la cocinera la veía entrar en el comedor con el babero y con una sonrisa de oreja a oreja preparada para el ataque con un tenedor en una mano y un cuchillo en otra, gritaba: «Chicas, ¡que hoy va a sobrar menos!».
Pues con esa sonrisa le dijo a su madre: «Yo me quedo con mi hermana». La madre, ajetreadísima le dió el visto bueno. Tenía que poner una lavadora, arreglar el cuarto de ellas y planchar un poco. Y si seguía así, a la niña se le iba a juntar la merienda con la cena y el baño. Así que no dudó cuando sentó a la hermana mayor con el bebé en brazos cara a la tele. Fue corriendo a por el biberón, ya se recorría la casa con los ojos cerrados, era una autómata en toda regla. Entró al salón y le enchufó el biberón a la primera boca que encontró. Cuando acabó de recoger echó un vistazo para comprobar que todo iba bien. Pero el llanto del bebé le hizo fijarse un poco más. Como la hermana mayor era la que más abría la boca, le había dado el biberón a ella sin darse cuenta. Y esta, que parecía que nunca había comido, no dudó en tragarse el biberón entero. La ley del más fuerte, si ya nos lo explicaban en clase…
Mercedes says
Yo fui la hermana pequeña, así que… Buen relato, creo que podemos identificarnos muchos con él. He venido hasta aquí de la mano de Ramón, y me alegré.
Hasta pronto.
Anónimo says
Las cosas -biberón,cargos,prevendas,…- son, como creo que en realidad son, para "quien más abre la boca",nos encontramos en la situación que estamos a todos los niveles y en todos los escenarios. Esto nos devuelbe a la vieja reflexión del far west: -" Dios hizo a los seres humanos unos fuertes, otros valientes, otros listos, otros débiles,etc… El señor Colt, los igualó". Creo que no debe ser así. Ni antes con el mister Colt, ni ahora con el señor Glok -es un poner-.
Anónimo says
Yo salìa de tomar mi biberòn hace unos años. Fui a abonarle una cantidad a un cerrajero. Entonces uno que se hallaba a la salida de un bar, se ofreciò a ha ber puesto en su mano aquella cantidad.
No he dejado de pensar por su actitud, que con esta se quedaba.
Y, en la mìa por ingenuo.
Ser vecino, no ha significado nada.
Tampoco ser hermanos, en cualquiera de estos tiempos que han corrido.
Yo mismo, deberìa de haber aprendido, a caminar màs ràpido y a haber puesto alguna vez eficaces zancadillas.
No todo el rato, naturalmente competimos, unos y otro, por causa de ese mismo tema.
En nuestro mundo, ese tema, casi siempre es el dinero.
XoseAntón says
Hola, Clara, me han chivado tu presencia entre este magnífico grupo; por eso estoy aquí. De momento, navego entre tormentas, pero cada vez está, debiera de estar más cerca la vuelta a los mares en calma. Estás entre una piña de personas, muy buena gente, seguro que disfrutarás de la como lo hacemos nosotros.
Por lo menos, mientras no regrese con la saludo y el tiempo debido, para conocerte y disfrutar de tus lecturas; me conformaré con la alegría de saber que la familia continúa aumentando. Bienvenida
Bikiños
maria jose moreno says
Buenos días compi, Ramón me indicó este lugar y me he llevado una gran sorpresa. Con tu permiso me quedo por aquí un ratito leyendo tus entradas.
Feliz domingo. UN placer tenerte por aquí
Besitos
MarianGardi says
Escribes muy bien, así que te deseo mucha suerte en esta nueva andadura que has elegido.
Me gustan tus relatos tan frescos y cercanos.
Un beso
Carmen Andújar says
A veces una ha de vigilar a sus hijos, sinque ellos se enteren mucho, porque sinó pasa lo que pasa.
Me ha gustado tu relato
Me alegro haber pasado por aquí
Un saludo