Los fines de semana son, normalmente, a no ser que una prescripción médica diga lo contrario, para descansar. Para no hacer nada. Rascarse las narices. Hacer más hondo el hueco del sofá. Verlas pasar. Tocarse la barriga o peinarse cien veces, que relaja mucho y te deja el pelo muy brillante.
A eso me iba a dedicar yo toooda la tarde. ¡Qué a gusto estaba yo! Tan acomodada en el sofá que ya sólo se me veían los pies, las manos y la cabeza. Hundida completamente en la placentera y mullida herramienta del descanso celestial. Con la tele de fondo. No importa lo que «echen», como diría aquel. El caso es el run rún de fondo. Por eso no hay mejores siestas que las del verano con la vuelta ciclista de fondo. El hombre que las narra debe ser el más frustrado del mundo si sabe el «efecto somnífero» que causa a media España.
Pues en esas estaba yo cuando de pronto he pegado un brinco que casi llego a la lámpara del techo. El maldito pianito de las cortinillas de La Sexta. Seguro que lo habréis oído. Antes de pasar a los anuncios un piano: tan, tan, tannn. Más seco que nada y alto, ¡sobre todo alto! ¿Hay necesidad de amargar de esa forma las horas de descanso? Si ya sé que es para que estemos atentos a la publicidad, cosa que no me pierdo nunca… si no estoy durmiendo, claro.
Debe haber un grupo de mentes retorcidas en la televisión, pariendo ideas crueles para todos los canales. Ya me los imagino yo, allí, en un despacho, todos juntos jactándose del mal que hacen al mundo… Los de la derecha son los que piensan las pruebas del Grand Prix, los del centro, los que escriben las palabras retorcidas de los programas de la una de la madrugada de «Llama y gana (y arrruínate)» y los de la izquierda los del dichoso pianito. Se ve que a uno de ellos por su cumpleaños le han regalado el Casio con mil melodias tocando un sólo botón y se ha venido arriba, no lo ha podido evitar, se ha crecido.
Pues casi prefiero un megáfono al estilo «afiladoooooooooooooor, el afiladooooooooor». Que por lo menos es más humano. Y si te incendias, como es mi caso, sabes contra quien tienes que ir. Porque ahora ves tú y busca el maldito despachito ese con los «iluminados» dentro…