Hace unos días estaba en la peluquería. Necesitaba cambiar de color de pelo. Así que ahí estaba, sentada con el babero que te ponen y un pringue en la cabeza que pica mucho y, por supuesto, no te puedes rascar. Si no el desastre es mayor. Me había llevado un libro que estoy intentando acabar desde hace meses y no hay forma. Creo que es porque sucede en Finlandia y a mi el frío no me gusta.
Caí en las redes de los tópicos, viendo las fotos de Norma Duval en el Hola!. Era increíble ver lo cómoda que parecía con un vestido de alta costura que se le estaba llenando de arena y unos zapatos de tiras que seguro que después de la sesión fotográfica ha tenido que estar varios días con el pie forrado de tiritas y llevando sólo manoletinas, que sabemos que esas cosas pasan, chata… Mi peluquera indignada…
Abstraida estaba en la visión, que no lectura, de estas fotos cuando alcé la vista. En el reflejo del espejo estaba yo como nunca te gusta verte, en pleno proceso de belleza. Y al fondo leo: DIOS. ¿Es una aparación? Me está dando el beneplácito al color nuevo de pelo? ¿Está aprobando mi nuevo estilo de vida? ¿Quiere que siga la señal? De la tensión no pude aguantar la vista y la bajé. Y allí estaba Norma sonriéndome. ¡Estaba atrapada entre Dios y Norma Duval! ¿Qué será lo próximo? ¿Qué me laven la cabeza Parada y Carmen Sevilla?
Como veís las preguntas se pringaban con el tinte en la cabeza. Y no había forma de sacarlas. Decidí afrontar la situación y volví a levantar la vista. Y allí seguía: DIOS. Si es tan persistente es que algo me quiere decir, está claro. No se va a tomar tantas molestias para nada… ¿Y por qué a mí? ¿Tendré que trasmitir lo que me diga en el blog? ¿Por eso me habrá elegido? «¡Dios! ¡Cuántas dudas! Ay, perdón, no quería ofenderle…» Y ahí se desvaneció.
Tal vez se equivocó de persona, con el tinte cambiamos mucho. Y donde ponía DIOS, ahora ponía sobre un calendario: 2010, que una tipografía cuadrada, en el reflejo del espejo, se leía claramente DIOS. De todos modos, si me estás escuchando, gracias por las molestias…
Mercedes says
Cómo he disfrutado tu relato. Eres genial.Me ha gustado llegar hasta aquí y reirme un ratito. Muchas gracias.
Un abrazo.
Brenda says
Por favor…Clara…qué momento más preocupante…
Menos mal que ya pasó…Y menos mal también que estás casada, no le hubiese dado a Dios por hacer una de las suyas…
Anónimo says
Querida hermana en la Fé que andas un poco descarriada: ésta es la prueba evidente de DIOS está en todas partes. DIOS, con su DON de la ubicuidad, y su infinito poder, puede adoptar cualquier forma y en cualquier lugar, para demostrarte su omnipotencia y, sobretodo, que no estás sola. Y al igual que su HIJO JESUCRISTO Nuestro Señor, aduvo sobre las aguas, este fin de semana ve a la playa y, como también eres hija suya, andarás sobre los procelosos mares. Amén
(Por cierto, el color un acierto)
elvira says
Bueno bueno…es que como se te ocurren estas historias tan chulis??? creo que en realidad te paso!!!jejeje
me encanta…con ganas de ver tu nuevo look