Si vais a volar con Ryanair, ahorrad, de verdad. Compraos una hucha, un cerdito e id metiendo dinerito para volar con otra compañía. El bajo precio, que a veces no es tan bajo, no justifica el trato que recibes de los trabajadores de Ryanair. No exagero. No son licencias literarias. Esto es todo lo que he ido escuchando y viviendo, o sufriendo más bien, en el último viaje que hice.
Primero lo de la maleta. Vale, ya lo tenemos asumido: maleta minúscula para viajar. Aunque una maleta que antes cabía ahora ya no cabe. Hay trucos: ruedas hacia arrriba, tener la fuerza de Hulk y la cara de Elle McPherson para cuando saques la maleta del cubo medidor no se note que la has embutido y parezca ligera como una pluma, intentar ser muy simpática con la trabajora o el trabajador que te mira cual soldado y te arruga el papel de tu billete…
Después los engorros de la Guardia Civil que si ya te ponen nerviosa de por sí, yo el otro día casi me quito el vestido debajo del arco ese pitador… Pero eso depende del aeropuerto, no de la compañía, lo tengo claro. Pero todo ayuda a que tu viaje sea muuuy agradable y grites cual abanderada: ¡viva el tren!
Pues después de eso llegas a la inmensa cola. Todo el mundo tiene cara de ir al matadero. A pesar de haber pesado la maleta en casa y haberla pasado por el cubito ese, ahora se pasa otra criba a merced de las azafatas justo en la puerta. Si te pones chulita o las azafatas están enfadadas ¡zas! te obligan a facturar la maleta porque mide un centimetro más o porque se sale un tirante del bikini y no cumple la normativa… Al hilo de esto citaré textualmente una frase que escuché en el avión de uno de los pasajeros: «Menuda normativa europea de los cojones»… ¡Me hizo mucha gracia! Ese es el espíritu…
Si Júpiter se alinea con Urano, tu maleta y tú podéis pasar al avión. Si no es así… ¡a facturar! y a pagar, claro. Con lo que llegamos a la conclusión de que seguramente el personal se llevará comisión porque vimos como los parámetros de medida variaban al azar…
Ya llegas al avión, vaya, las azafatas o azafatos no te dicen buenos días ni bienvenidos, ni sonríen, pero si te dicen que la maleta o bolso (porque sólo puedes llevar una cosa, no como antes) va abajo porque ya no cabe… Y por supuesto que te tienes que sentar separado del resto porque los asientos se cojen por orden de llegada, como en el bus del cole. Pues eso.
Cuando logras entablar una mínima conversación con el de al lado ves al azafato con los ojos ensangrentados, cerrando los labios y a modo de aspersor: «SSShhhhhhh ¡Silencio! Escuchad las normas de seguridad». ¡Peor que en el bus del cole, en el que nos podíamos meter con el conductor! Nos cuentan una vez, dos veces, tres veces y con el dedo como la señorita Rottelmeier riñe a quien le parece. El piloto habla pero no se le entiende. Menos mal. A lo mejor nos está comunicando la noticia de que todavía es principiante (L). Porque cuando lo normal es que vuelen un mínimo de ochocientas horas para pilotar un avión, a Ryanair con cientocincuenta les vale (más o menos, que no quier demandas)… Prefiero no entenderle.
Bueno, pues como está el terreno así de hostil, voy a intentar dormir un poco. A ver si me levanto para ir al baño y me riñen porque viene curva… Ding, dong ding… «¿Y ahora qué?» Ahora no vas a dormir en la hora y media de trayecto proque te van a informar de las colonias que venden, los sandwiches crujientes y los juguetes para los más pequeños. ¡Ah! Y recuerda que puedes participar en el sorteo del Rasca y Gana… Todo con una voz que no sabes si quieres comprarlo o pedirle una bolsita (previo pago, claro) para vomitar.
Ya hemos llegado. Por supuesto mientras bajas las escaleritas no te dicen adiós y sólo puedes pensar en que tienes la vuelta con esta misma compañia. ¡A la próxima ahorro!
Primero lo de la maleta. Vale, ya lo tenemos asumido: maleta minúscula para viajar. Aunque una maleta que antes cabía ahora ya no cabe. Hay trucos: ruedas hacia arrriba, tener la fuerza de Hulk y la cara de Elle McPherson para cuando saques la maleta del cubo medidor no se note que la has embutido y parezca ligera como una pluma, intentar ser muy simpática con la trabajora o el trabajador que te mira cual soldado y te arruga el papel de tu billete…
Después los engorros de la Guardia Civil que si ya te ponen nerviosa de por sí, yo el otro día casi me quito el vestido debajo del arco ese pitador… Pero eso depende del aeropuerto, no de la compañía, lo tengo claro. Pero todo ayuda a que tu viaje sea muuuy agradable y grites cual abanderada: ¡viva el tren!
Pues después de eso llegas a la inmensa cola. Todo el mundo tiene cara de ir al matadero. A pesar de haber pesado la maleta en casa y haberla pasado por el cubito ese, ahora se pasa otra criba a merced de las azafatas justo en la puerta. Si te pones chulita o las azafatas están enfadadas ¡zas! te obligan a facturar la maleta porque mide un centimetro más o porque se sale un tirante del bikini y no cumple la normativa… Al hilo de esto citaré textualmente una frase que escuché en el avión de uno de los pasajeros: «Menuda normativa europea de los cojones»… ¡Me hizo mucha gracia! Ese es el espíritu…
Si Júpiter se alinea con Urano, tu maleta y tú podéis pasar al avión. Si no es así… ¡a facturar! y a pagar, claro. Con lo que llegamos a la conclusión de que seguramente el personal se llevará comisión porque vimos como los parámetros de medida variaban al azar…
Ya llegas al avión, vaya, las azafatas o azafatos no te dicen buenos días ni bienvenidos, ni sonríen, pero si te dicen que la maleta o bolso (porque sólo puedes llevar una cosa, no como antes) va abajo porque ya no cabe… Y por supuesto que te tienes que sentar separado del resto porque los asientos se cojen por orden de llegada, como en el bus del cole. Pues eso.
Cuando logras entablar una mínima conversación con el de al lado ves al azafato con los ojos ensangrentados, cerrando los labios y a modo de aspersor: «SSShhhhhhh ¡Silencio! Escuchad las normas de seguridad». ¡Peor que en el bus del cole, en el que nos podíamos meter con el conductor! Nos cuentan una vez, dos veces, tres veces y con el dedo como la señorita Rottelmeier riñe a quien le parece. El piloto habla pero no se le entiende. Menos mal. A lo mejor nos está comunicando la noticia de que todavía es principiante (L). Porque cuando lo normal es que vuelen un mínimo de ochocientas horas para pilotar un avión, a Ryanair con cientocincuenta les vale (más o menos, que no quier demandas)… Prefiero no entenderle.
Bueno, pues como está el terreno así de hostil, voy a intentar dormir un poco. A ver si me levanto para ir al baño y me riñen porque viene curva… Ding, dong ding… «¿Y ahora qué?» Ahora no vas a dormir en la hora y media de trayecto proque te van a informar de las colonias que venden, los sandwiches crujientes y los juguetes para los más pequeños. ¡Ah! Y recuerda que puedes participar en el sorteo del Rasca y Gana… Todo con una voz que no sabes si quieres comprarlo o pedirle una bolsita (previo pago, claro) para vomitar.
Ya hemos llegado. Por supuesto mientras bajas las escaleritas no te dicen adiós y sólo puedes pensar en que tienes la vuelta con esta misma compañia. ¡A la próxima ahorro!
También puedes leer este post en el Diario Levante EMV
Anónimo says
Creo que aún podias haber añadido más "cosas", que te has quedado corta que yo también he viajado con los "Rayados del Aire"… Pero lo que más me gusta, sea el vuelo caro o barato, es cuando te explican lo del chaleco salvavidas cuando el vuelo es Valencia Madrid (¿?). Igual es por si caemos en un pantano…
Sergio says
Qué razón tienes con la compañías Low-Coast, de todas formas, la actitud de las azafatas, Guardia Civil y otra fauna, no la cambias ni en business.
Si no se sintieran monopolio igual cambiaban las tornas.
¡Qué pena no poder cruzar el charco en tren!
Pedalier says
Muy bueno tu post. No he vivido ninguna "experiencia Ryanair", pero por lo que cuentas desde es cuanto menos entretenida. Haces bien en tomártelo con filosofía.
Nos leemos.
don vito andolina says
Hola, bello íntimo blog, leales entradas,si te gusta la comunión entre palabras, la poesía, te invito al mio,será un placer,es
http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
buen lunes lunero, gracias, besos con salero..
Ricardo Villagran says
El aparente bajo costo (que a veces no lo es tanto) del boleto de avión no justifica el trato que se les da a los viajeros, me parece que fomentar un trato amable a los clientes a ninguna empresa le cuesta!
LA says
Cómo os pasáis. No es para tanto. Yo fuí a París en enero y el trato de las azafatas fué muy amable. Eso sí, si es una bolsa de mano, es una.
lostinmypocket says
yo odio a ryanair… tienen más cara que espalda! mucho low cost, mucho low cost… pero siempre te la clavan por algún lado!
Manuel Sánchez Acero says
En Ryanair son unos sin verguenzas, no sólo no es barato sino que te tratan como a ganado y no como a una persona. Trabajo ahora de becario en un medio especializado en Turismo, y a nadie de la redacción nos gusta (No te digo más).
Un besazo, guapa!
Manu UC.
Sergio Cid says
Yo nunca he ido en avión, pero Sheldon Cooper es muy de trenes. Lo dejo ahí porque me ha parecido un dato inamovible.
José R. González says
Nunca he volado con ellos pero creo que después de leerte me lo voy a pensar je je je. Un abrazo
Sergio says
Pasaba por aquí y he visto que tu vuelo todavía no ha salido. Me quedaré en la terminal a ver si embarcamos.
🙂
Anónimo says
oye, qu'e man'ia la de que tienen que tratarnos como personas y no como "ganado".
A mi me encanta ser ganado…….
Hugo Calvo says
la verdad es que todos hemos tenido buenas y malas experiencias con companías aéreas, clásicas como Iberia, Lufthansa, Alitalia o AirFrance o Low Cost como RyanAir, Easy Jet, etc. Pero la cuestión es que cada día está peor el tema, y si no le ponen freno, efectivamente los recortes (por otro lado necesarios) acabarán haciendo que volar sea una pesadilla.
Anónimo says
Si tienes las normas claras todo va bien. A mi siempre me han saludado al entrar y al salir. Nunca he tienido ningún problema y he podido viajar con presupuestos super ajustados. Para mi es una maravilla y si no te dan de merendar o de comar, no te mueres de hambre. Yo lo recomiendo.
Anónimo says
Yo opino lo mismo. Hace años que viajo con ellos y si bien sé que quieren sacar dinero como sea por algún sitio, con aprenderse sus normas, alcanza. Lo básico es llevar la tarjeta de embarque impresa desde casa y sólo un equipaje de mano, sea tu bolso, una maleta, o un ordenador, es uno solo. Si debo cumplir eso para viajar por 5 euros de Santander a París, o 3 euros de Asturias a Madrid cuando en bus súper incómodo cuesta 33 y en tren 57, bienvenido sea. He viajado bastante gracias a sus precios,ya que los otros costos de compañías grandes no están a mi alcance.