El caso es quejarnos, está claro. Llevamos años de evolución tecnológica donde las cosas pasan cada vez más rápido. Según te estás comprando un portatil y estás saliendo por la puerta de la tienda, si miras atrás y vuelves a entrar, tu ordenador ya no vale ni la mitad, o lo que puede ser peor, que la tienda ya no exista y se haya convertido en un Starbucks. Aunque no es mal plan estar con un notebook en una mano y un frapuccino en la otra…
Llevamos años escuchando a nuestras madres y abuelas quejarse de los lavaplatos que hacen ahora: «Si este, que va tan bien, me lo regalaron cuando nos casamos hace cuarenta años!» (Es importante notar el tono ascendente de estas afirmaciones). «Ahora no lava muy bien, es verdad ¡pero y todo lo que ha hecho ya!» «Y estos de ahora duran cuatro días y se estropean a la mínima!»
Cierto es. Pero es el momento del reciclaje, del «usar y tirar» (¡no! por la ventanilla ¡no!) y del vivir al día. Y si algo, de pronto, por una fuerza extraña, dura más de lo normal, no lo queremos. Es más, lo queremos fuera de nuestras vidas ¡ya! Es lo que yo resumiría con la frase: «¡Quítamelo, quítamelo!»
Pero a veces no se puede ¿verdad Carmen? Si nos quejamos de los esmaltes o pintauñas que enseguida saltan, todos nos comprenden y apoyan que busquemos remedios por los establecimientos más cercanos, como por ejemplo… los chinos. Y ahora Carmen, que había encontrado una opción para mantener sus uñas preciosas por mucho tiempo, se queja porque este esmalte no se va ni con aguarrás. ¡Hasta con un estropajo ha probado! Por lo menos espero que el color que haya elegido le quede bien con toooda la ropa de verano, que es el tiempo que va a tardar en irse el esmalte. O, lo más de estos tiempos, comprar otro de un color distinto y desechar el primero ¡y a ver qué pasa!
Natàlia Senmartí Tarragó says
Si es que nos quejamos si las cosas duran, o al revés. Mundo de desperdícios de caprichos volátiles, no de deseos firmes, soñamos quita esmaltes o esmaltes, así se nos va la vida, entre lavadora y lavadora. Reciclemos ideas, consumamos momentos e imagenes gratis, así por la cara. Besitoooos muchos a la vera de la mar, consumo espuma.
Mercedes says
Qué curioso, yo tengo un lavavajillas que no se rompe ni a la de tres. He renovado la cocina y ahí sigue, casi amarillo de tanto tiempo. ¡Con las ganas que tengo de comprar uno metalizado antihuellas que es el que le va bien a mi cocina! Pero con la crisis…
Un abrazo.