“Buenos días. Busco desayuno. Me lo como. Busco taxi. Llego al trabajo. Busco amigo. Me tomo algo. Me río. Tengo sueño. Me duermo”. “¿Qué tal? Leche con galletas. Servilleta. Ocupado. Reunión a las 9. Encuentro amiga. Una tapa. Yo también. Buenas noches”.
Si todos habláramos así, pensáramos todas las palabras, una por una, nos ahorraríamos muchos disgustos y malentendidos. Todo sería más plano y más sencillo. Se acabaría lo de: “¿Por qué me ha dicho esto? ¿Me querría decir que está enfadada conmigo?” ¡Nada de eso! Si te dijera: “Casa. Cansada. Buenas noches”. Ya está, no hay más. No hay un transfondo. Sólo deberías contestar: “Descansa. Hasta mañana”.
Buf… qué alivio. Siento ligereza mental. Un descanso que hace que me eleve. Ya no harían falta las clases de yoga, la meditación, la relajación… Las palabras nos saturan con lo que quieren decir y lo que creemos que quieren decir. Y lo que es peor, lo que nos gustaría que dijeran.
Si viviésemos en la sección de anuncios por palabras nada sobraría, todo estaría en su justa medida. Esa sección donde gente se encuentra con otra gente, donde se intercambian objetos o incluso hasta aprenden idiomas. Y qué bien elegidas están las palabras cuando cada una vale una moneda, eh… Si viviésemos allí, no sufriríamos un ataque epiléptico cada vez se produce un silencio de más de tres segundos. Porque en estos tiempos del “estoy muy ocupado” parece que si no hablas, digas lo que digas, la gente te arrastra a un destino oscuro e incierto. Si viviésemos allí se acabarían las conversaciones de ascensor, las de paso de cebra y hasta la de las salas de espera. Pero no sé porque ¡no hay forma de estar callados! Si viviésemos allí sólo me quedaría decir: “Clara. Bloggera. Buenas noches.”
Si viviésemos en la sección de anuncios por palabras nada sobraría, todo estaría en su justa medida. Esa sección donde gente se encuentra con otra gente, donde se intercambian objetos o incluso hasta aprenden idiomas. Y qué bien elegidas están las palabras cuando cada una vale una moneda, eh… Si viviésemos allí, no sufriríamos un ataque epiléptico cada vez se produce un silencio de más de tres segundos. Porque en estos tiempos del “estoy muy ocupado” parece que si no hablas, digas lo que digas, la gente te arrastra a un destino oscuro e incierto. Si viviésemos allí se acabarían las conversaciones de ascensor, las de paso de cebra y hasta la de las salas de espera. Pero no sé porque ¡no hay forma de estar callados! Si viviésemos allí sólo me quedaría decir: “Clara. Bloggera. Buenas noches.”
«Concurso de relatos sobre anuncios clasificados de tablondeanuncios.com«
Mercedes says
"A menudo las palabras son causa de malos entendimientos", qué mente más clara tenía Antoine de Saint-Exupery.
Un abrazo.
Jinete del viento says
Gusta. Ameno. Saludos. Suerte!
Public enemy says
Muy bueno! Mucha suerte en el concurso, a ver si te llevas el premio 😉
Por cierto, si te apetece también te invito a participar en este otro concurso que he organizado en mi blog. Solo tienes que pensar una frase original 😉
http://www.xeduced.com/2010/06/14/concurso-aniversario/
El Tonto de la Colina says
¿Y cómo serían las cartas de amor? Tal vez algo como:
Amo. Ven pronto.
Como que no resulta.
Suerte y saludos.