A veces el destino nos prepara, sin saberlo, para el futuro. Nos dirige y se «compincha» con el ángel de la guarda de cada cual. Todo para que estemos bien y todo, sin nosotros saberlo.
De esto me enteré ayer cuando mi amiga Miriam volvió.
Miriam lleva desde hace muchos años perdiéndolo todo, absolutamente todo: gafas, móviles, pendientes, chaquetas, bolsos, mecheros, llaves, zapatos (¿?)… Y lleva la misma cantidad de tiempo enfadada porque yo no pierdo nada de nada. De hecho, cada vez que saco mi cuelgabolsos de hace más de 10 años, frunce el ceño y refunfuña: «¡Qué fuerte! Y no lo perderás, no». Ya ni se compra gafas de sol caras ni memoriza los números de teléfono en el móvil. Es de las pocas personas que conozco que se sabe todos los números de los más amigos ¡de memoria! Increíble.
Pues bien, ayer volvió. Pero ni se había ido de viaje ni estaba trabajando como una loca. Simplemente hace una semana dejó de estar. No la encontrábamos, ni en casa, ni en la biblioteca, ni en el trabajo… «¿Y Miriam?» De pronto recibo una llamada suya: «¡Clara! ¡No sabes lo que me ha pasado! Menos mal que perdí todo aquello…»
El sábado de la semana pasada Miriam abrío su vestidor para arreglarse e irse de cena. Se agachó para recoger todo lo que tenía en el suelo, nunca logrará un vestidor perfectamente ordenado como ella quiere, y cuando se levantó se notó un poco mareada. «De estar de rodillas tanto tiempo», pensó. Salió de su vestidor y no estaba en su casa. Un sitio nuevo, muy grande, como un gran almacen donde estaba todo lo que había ido perdiendo.
Así que pudo quitarse el albornoz y vestirse con aquella chaqueta que perdió el año pasado y unos pantalones que se dejó en una casa rural hace un mes. Por supuesto tenía todos los complementos para acicalarse e ir bien mona. Como se sabe los teléfonos de memoria cogió uno de los que perdió cuando estaba en la facultad para llamarme, y cargado de bateria, porque los cargadores también habían sido víctimas de su descuido. Me llamó y me contó que estaba bien. Que hasta estaba leyendo un libro de cuando iba al cole. Estaba reviviendo su vida. Y por fin tenía sentido el haber perdido tantas cosas a lo largo de su vida.
Ahora que ha vuelto no hace más que dejarse olvidadas más cosas por si le vuelve a pasar. Lo último un portatil con conexión WIFI y de manera sospechosa intentó abandonarnos a su novio y a mí en una gasolinera…
Anónimo says
JEJEJEJEJE, QUÉ MONA! QUÉ ILU VERME REFLEJADA EN ESTE BLOG TAN DIVERTIDO!
A VER… YO PIERDO MILLONES DE COSAS Y NO ES NORMAL, LO SÉ Y ME FASTIDIA MUCHÍSIMO…
PERO QUE ESTA SEÑORITA EN 10 AÑOS QUE LA CONOZCO SOLO RECUERDE NO ENCONTRAR (NI SIQUIERA LO DA POR PERDIDO) 2 COSAS…
Anónimo says
Pero qué grandes son Miss Montesinos y su amiga Miriam! Yo no pienso perderos de vista…Me ha encantado esta entrada!
María José says
jajajja, el mundo perdido, o el mundo de los perdidos… ya, mucha gente tiene allí un rinconcito
elvira says
simplemente me encanta…