Así empezó nuestro gran viaje a Sevilla: «Ding, dong, ding. Última llamada del vuelo Iberia Sevilla para Clara Montesinos y Mª José Fernández«. Cuando una aventura comienza así, a lo grande, todo puede pasar, sobre todo lo mejor.
En honor a la verdad exactamente empezó con las cinco chicas llegando al aeropuerto muertas, por una razón u otra. Unas habían tenido que trabajar mucho hasta última hora, otras ya venían con agujetas de tanto practicar sevillanas en su casa con el profesor particular tecnológico: Youtube. Y otra (yo) no paró de coser broches hasta las tantas para que todas lleváramos una insignia representativa de tal acontecimiento. Así que teníamos que aprovechar la hora de vuelo a Sevilla para llegar y darlo todo. Íbamos tan calmaditas que cuando nos dejaron en la terminal nuestros acompañantes ni se esperaron por si pasaba algo. Era sencillo. Ya habíamos facturado. Sólo teníamos que pasar el control de seguridad, sonreir, y a la cola. Claro, no imaginábamos que Elvira iba armada con dos tenedores de su preciosa cubertería en la maleta. «Los tengo que tirar. O ¿se los quieres dar a alguien de fuera?», le dijo el seguridad después de más de 10 minutos de inspección y tras el aplauso de Miriam ensalzando lo gran profesional que era… «Ya se han ido. Tírelos, tírelos», con cierta melancolía.
Primera prueba superada. Pero como somos muy confiadas nos dividimos y dos nos fuímos a las tiendas del aeropuerto para comprar un detalle para Brenda que cumplía 30 años esa misma noche. Por cierto, fue la celebración más larga de la hisoria que concluyó con ella misma cantandose el cumpleaños feliz al lado de una mezcla entre Raphael y Camilo Sexto ante la atenta mirada de toda la caseta y sus cuatro amigas boquiabiertas.
«Nos da tiempo de sobra. Es que estos de Iberia son unos exagerados», me comentaba Mª José con esa tranquilidad que le ha librado durante años de peligros, atracos y casi de huracanes. Elegimos rápido pero no tanto como creíamos. Nos dimos cuenta después de dos llamadas al móvil advirtíendonos de que éramos las últimas. Finalmente la megafonía del aeropuerto hizo el resto. Resultado: un autobús para nosotras solas. «Un caso digno de estas chicas, Mariaa Teresaaaa», apuntó la voz en off de Peñafiel.
Mercedes says
Eres lo más, además del el colmo se la simpatía, viajar contigo tiene que ser la mar de divertido. Por cierto, ¿por qué llevaba Elvira dos tenedores en la maleta?
Un abrazo.
Anónimo says
quiero más, necesito más Mª Teresa (Miriam)
elvira says
Clara que chulo!! yo tambien quiero mas!!
Los tenedores los llevaba para ponermelos a modo de peinetas!!!
Un olé para las de AirNostrum!
Julio López says
Sin duda, tu blog tiene un gran toque femenino!!! gracias por contar tus historias.