¿Habéis notado la sensación de estar en la cama a oscuras y notar que alguien os mira? Pues eso me pasó anoche. No podía tener los ojos más abiertos. Llego a tener los infrarrojos de Gran Hermano y si veo algo me da un pasmo. Por eso os voy a contar las cosas tal y como son, a ver si son imaginaciones mías.
Como muchos sabréis he tenido una gotera más de un año en una de las habitaciones de la casa. Casa en la que llevo más de dos años. Primero costó encontrar el origen de la dichosa gotera. Vinieron especialistas que subieron al tejado, picaron mi techo, abrieron un hueco en la pared, tiraron cubos de agua, invadieron la terraza de la vecina… Tuve a los máximos especialistas en el tema rondando la casa meses y meses después de que esta gotera llenara de agua uno de los armarios de la casa. Todo el contenido se fue a la basura y nos indemnizaron sin titubear. Hasta aquí todo bien, a pesar de la demora de los técnicos y seguros en ponerse de acuerdo en el dichoso origen de la cascada hogareña.
«Ya está arreglado», pero llovía y otra vez el agua. «Ahora sí. Si no ya no sabemos lo que es», tic, tic, tic, tic,… techo mojado. De pronto un día se arregló y ya no cae más agua, de momento.
El seguro ahora ha decidido arreglarnos el armario.
Como os imagináis el día que tiramos todo lo que había dentro, lo vaciamos por completo, lo limpiamos y lo cerramos. Y así se quedó, abombado y húmedo a la espera de un cambio interior.
El cambio llegó con los carpinteros. En una mañana, armario nuevo. Cuando se marchan entro a inspeccionar la habitación y a limpiarla cuando encuentro un gorro de lana blanco viejohecho a mano con una inicial en rojo. No lo había visto en mi vida. Pensé que sería de mi marido pero la incial D teniendo en cuenta que se llama Hugo, me hizo deducir que tampoco era suyo. Esperé a la noche para enseñárselo y, efectivamente, no era suyo. A la basura que se fue. Pero yo me quedé con el run run. Con la de veces que he limpiado el armario. «Será de los que vivían antes», me dijo Hugo. Pero ese armario lo limpiamos a fondo al entrar. Y lo hemos llenado y vaciado varias veces durante este tiempo. Y se me ocurrió hacerle la broma, que se ha vuelto contra mí, como siempre: «Espérame a ver si me sale del armario el niño del gorro«. ¡Mira! Tal cual lo digo me entra un miedo…De hecho se tuvo que esperar a que me cambiara de ropa para salir los dos de la habitación.
Vale, puede ser sugestión. «Me voy a pasear al perro para airearme», le dije. Vivo al lado de una muralla. Pues ahí estaba mirándome una niña pelirroja balanceándose en una de las cadenas a modo de columpio con el consecuente ruidito de hierro oxidado… «Sigue andando, no pasa nada, casualidad».
¡Pero se para un taxi al lado de la niña y bajan dos monjas! Esto ya… O me están haciendo la cámara oculta del terror o de pronto vivo al lado de un túnel satánico de esos.
Así que volví a casa y me acosté. Y por la noche, en la cama, con todo a oscuras, noté la mirada. ¿No debía haber tirado el gorro? ¿Lo tendría que buscar y meter en el armario? ¿Y si lo meto y cuando abro ya no está? ¿Comprendéis mi «cangelo»? Tato que siempre leo en voz alta lo que escribo pero con este relato no me he atrevido…
Espero que no sepa leer…
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Anónimo says
Igual alguien que estuvo en tu casa se dejó unas gafas y esa es "la mirada" que notas. Del gorro no te preocupes, tengo más y como puedes comprobar, se leer y escribir, además de atravesar paredes y filtrarme por grietas y rendijas… ¡¡JA,JA,JA,…!!
CLARA says
Ya está claro quien escondió en ese armario las nintendo. Ta ta tata tata (con entonaciín de miedo)
Terelo says
Uf, yo por si acaso, con lo miedosa que soy, no tiro nada, nada y nada… jajajaja
Animo y besos
Manuel Sánchez Acero says
Pues sí, entiendo perfectamente tu acojone. Yo recuperaría el gorrito y lo metería en el armario no creo mucho en esas cosas pero si una cosa tengo clara es que conviene no cabrear a los espíritus. Como digo, no creo mucho en esas cosas pero tampoco me la juego con fuego.
En fin, interesante, según leía tu historia sólo me asaltaban las dudas ¿De quién será el gorro? Ya tenemos una pista: Esa 'D'…
Parece una novela, espero que haya continuación y sobretodo un final feliz 😛
Un abrazo!
Manu UC.