Hace días que llevo pensando en incluir un personaje a este blog. Por eso he tardado más en escribir que otras veces (tranquila Rosa Mari que ya estoy aquí).
No es un personaje ficticio. Es una conocida que desde hace tiempo me cuenta cosas curiosas. No la conozco mucho pero se desahoga conmigo. Es Margarita.
La conocí en una parada de autobús. Me llamó la atención por como vestía. Poco a poco fuimos intercambiando palabras, luego frases y luego diálogos que duraban todo mi trayecto porque yo me baja antes que ella. La verdad es que según lo estoy pensando no sé donde vive…
El caso es que llevo dándole vueltas a la idea de compartir con vosotros las historias de Margarita varios días. Y sólo pienso en eso. Pensé en desconectar y hacer cosas diferentes porque soñaba con ella, pensaba en relatos donde sólo aparecía ella. Luego pensé en irme de viaje y ver cosas diferentes. Lo típico para olvidarse de la gente. Pero no me decidía.
Tal ha sido la obsesión que hoy he ido al notario para un tema laboral (esta gente sabe mucho) y según entraba estaba pensando en patentar ante notario (como merecía el sitio) las historias de Margarita. Total, que según entraba, ya estaba otra vez pensando en este personaje. Cuando la recepcionista, muy educada, me ha preguntado quien era yo le he dicho dudando: «Maaa…Clara Montesinos». Ella me ha mirado fijamente: «¿Tú no eres Margarita?» «Ssssí», he titubeado. «Sí, sí, soy yo». «Ya era hora de que vinieras. Te estábamos esperando para la lectura del testamento. ¿Te has cambiado el pelo, verdad? Te noto un poco diferente». «Bueno, es que hay que renovarse…» Intentaba poner el tono de voz de Margarita mientras me dirigia a la Sala 3 donde se leía el testamento de todavía no sabía quien.
La chica abre una puerta de madera enorme. Lo que se debía esconder ahí debía de ser muy importante si observamos el grosos de la puerta… En la sala había tres personas y el notario. Todas se levantaron a saludarme: «¡Hola Margarita! ¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo?» Yo intentaba comportame como ella pero… ¿cómo se comporta Margarita fuera del autobús? Leyeron el testamento de mi primo Paco, bueno, del primo de Margarita. Se ve que me quería mucho y a pesar de que hacía mucho tiempo que no nos veíamos él continuaba recordando lo bien que lo habíamos pasado de pequeños. Me ha dejado un apartamento en Sitges. Estoy haciendo la maleta para irme a mi «rincón desastre» como él lo ha llamado. Ya me he decidido por fin. Creo que será el sitio perfecto para olvidarme de Margarita.
Anónimo says
¡Se te hecha de menos!.
Es curioso,creo que estas cosas nos pasa a las personas un poco habladoras, o con ganas de conocer a gente. no lo sé.Yo soy incapaz de ver siempre las mismas caras en el bus y no entablar una pequeña conversación…De hecho tengo un amigo muy especial de bus, se llama Raul, me encanta sentarme con él y que me hable y me cuente, me hace reir un montón y lo sabe, es como una "terapia mañanera" antes de ir a trabajar.En el bus de las 8:30, ahí está Raul y yo a su lado sentada, la gente nos mira un poco de reojo o algo así y ¿sabeis porqué?, el chavalin "está incapacitado", para mí es una persona especial, me cuenta de su colegio de sus compañeros y nos reímos un montón juntos.No sé, pero yo cuando subo en el bus lo busco por si está sentarme con él.
elvira says
Clarita, me encantan tus historias…genial!
Mimí says
Yo hice eso para deshacerme de una compañera de piso, y para darme una sorpresa se fue en un autobús paralelo y cuando llegué ¡Sorpresa!
-Me dió un vahído de la emociónnnn
o eso le dije.