¿Un moratón? ¿Aquí? ¡Lo que me faltaba!
Vale, me doy muchos golpes. Y va a ser verdad que los mayores accidentes ocurren en el hogar pero un golpe aquí me hubiera dado cuenta. También es verdad que de tantos golpes no sé si me puedo acordar de cada uno… Hoy, sin ir más lejos, me he dejado el hombro izquierdo varias veces. Se ve que soy más grande de lo que mi mente capta y cada vez que salgo o entro por una puerta, me quedo con el marco tatuado en la piel. Eso que me llevo.
Pero un moratón en la tripa, que es donde me he encontrado hoy esta novedad en mi cuerpo, es un poco raro. Cuando me he quitado el vestido después del cine esperaba encontrarme como mucho, alguna palomita que se hubiera colado. Pero no. Ahí estaba el moratón, un poco disperso, la verdad, pero estaba. Cuando ya me empezaba a doler y a entrar unos sudores que delataban el grave incidente que debería haber sufrido para tener ese hematoma, he recordado que esta mañana me molestaba algo debajo de la camiseta, que he rascado y algo ha caído al suelo. Algo pasa con mi escote porque vale que se me cuele alguna palomita pero una bolita de maquillaje ¡esto es nuevo! El maravilloso maquillaje que se conoce como «meteoritos» es, para mí, un desastre. Lo hay en crema, en polvo, en barra y en meteoritos. Son pequeñas bolitas de maquillaje compacto en un botecito que nunca es lo suficientemente grande. Por eso en menos de un mes he gastado casi todo el bote. Mientras meto la brocha buscando esos polvos que me den la luz que no me da el sol, todos se caen por el lavabo. ¡No hay forma! Y se ve que hartos de irse por el desagüe han buscado refugio en mi calor corporal. Yo he rascado y el resultado es obvio: una mancha con forma de moratón. Se ve que con tanto trajín mi costilla se ha sonrojado. Por un momento parecía el paciente de Operando. Así que en lugar de Trombocid me desmaquillaré la tripa y arreglado.
Vale, me doy muchos golpes. Y va a ser verdad que los mayores accidentes ocurren en el hogar pero un golpe aquí me hubiera dado cuenta. También es verdad que de tantos golpes no sé si me puedo acordar de cada uno… Hoy, sin ir más lejos, me he dejado el hombro izquierdo varias veces. Se ve que soy más grande de lo que mi mente capta y cada vez que salgo o entro por una puerta, me quedo con el marco tatuado en la piel. Eso que me llevo.
Pero un moratón en la tripa, que es donde me he encontrado hoy esta novedad en mi cuerpo, es un poco raro. Cuando me he quitado el vestido después del cine esperaba encontrarme como mucho, alguna palomita que se hubiera colado. Pero no. Ahí estaba el moratón, un poco disperso, la verdad, pero estaba. Cuando ya me empezaba a doler y a entrar unos sudores que delataban el grave incidente que debería haber sufrido para tener ese hematoma, he recordado que esta mañana me molestaba algo debajo de la camiseta, que he rascado y algo ha caído al suelo. Algo pasa con mi escote porque vale que se me cuele alguna palomita pero una bolita de maquillaje ¡esto es nuevo! El maravilloso maquillaje que se conoce como «meteoritos» es, para mí, un desastre. Lo hay en crema, en polvo, en barra y en meteoritos. Son pequeñas bolitas de maquillaje compacto en un botecito que nunca es lo suficientemente grande. Por eso en menos de un mes he gastado casi todo el bote. Mientras meto la brocha buscando esos polvos que me den la luz que no me da el sol, todos se caen por el lavabo. ¡No hay forma! Y se ve que hartos de irse por el desagüe han buscado refugio en mi calor corporal. Yo he rascado y el resultado es obvio: una mancha con forma de moratón. Se ve que con tanto trajín mi costilla se ha sonrojado. Por un momento parecía el paciente de Operando. Así que en lugar de Trombocid me desmaquillaré la tripa y arreglado.
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Terelo says
Mientra leia tu articulo, me estaba preguntando si sería consecuencia de alguna postura rara de yoga, pero vamos, me dejas más tranquila al saber el origen del mismo jajaja. Como siempre muy, pero que muy ingeniosa.
Besos. Teresa
Manuel Sánchez Acero says
Me gusta mucho tu blog, enhorabuena por él y con respecto al post, a veces los moratones tienen unas historias casi increíbles jeje, sin ir más lejos ayer vi que mi pareja tenía unos moratones bien feos en el brazo y me preocupé mucho, le pregunté cómo se los había hecho, si es que había discutido con alguien… ¡Y no lo recuerda o eso me dice!
Sigo sin creérmelo. En fin ya dejo de contarte mi vida, jajaja… ¡Que me gusta mucho tu blog, vaya! Te sigo 😉
Manu UC.
Pedalier says
Muchas veces no te enteras cuando te lo haces y cuando te empieza a molestar, no haces otra cosa que observártelo y tocártelo. Curiosa costumbre la de la Raza Humana.
Nos leemos.