Regar y regar. Esa es mi misión en verano. No es una obligación, me encantan las plantas y por eso tengo una terraza preciosa, o al menos eso creo. Tengo hasta un olivo y un granado en una terraza de ciudad, de los que estoy muy orgullosa. Los he visto crecer… snif!
Como cualquier flora y fauna, es muy bonita pero también una obligación. Si tienes un mísero tiesto pues te puede dar más o menos igual que se seque un poco (aunque a mí no me daría lo mismo, pero hay algunos desaprensivos a los que sí…) pero cuando tienes montada la que yo tengo, si te vas de viaje ¿qué haces? «Ponte el riego por goteo», alguien comentó. «Eso es una manguerita con un temporizador y pequeños tubitos, uno por macetita (todo en diminutivo parece más fácil), y ya está. Te olvidas».
Pues nada, al Verdecora pertinente a comprar todo el equipo.
Ay, parece taaan fácil… ¡Ja! No, no, no, que no os engañe el vendedor. No os fiéis cuando poniéndos cajita sobre cajita sobre los brazos y desapareciendo poco a poco de tu vista por el cúmulo de cosas que tienes ante ti (más una manguera de 12 mm en un brazo y otra de 4 mm en el otro) te diga: «Y eso es todo» ¡Ja! y dos veces ¡ja!
«Vale. Voy a poner el riego. Ya lo tengo todo», primero y principal, hagan esto por la tarde, no a las 12 de la mañana a pleno sol veraniego. Primer intento fallido. Segundo intento, ya por la tarde: «Del grifo sale esto y ¿cómo lo engancho? Bajo a la ferretería en un momento». Todavía se mantiene la euforia. Pero al subir de nuevo y seguir con el montaje te das cuenta de que te falta otra pieza y ya es demasiado tarde para bajar de a la tienda… ¡Mañana más, que ya queda nada! Al final te compras una pistola de silicona que lo pega todo y siempre es más fácil pegar que agujerear. Tras veinte tubos de goma (es un vicio, casi pego a mi perro en posición de ataque en la pared) decides que tiene que quedar muy bien, ya eres una experta. El caso es que apuré demasiado. Pegué la manguera perfectamente al suelo pero no conté con que había que ponerle el tapón final. Claro, eso a mí no me tocaba. Al que le tocó, una vez agachado, casi herniado de tanto mover macetas, cuando fue a cogerla y se dio cuenta de mi buen trabajo y que se tenía que poner casi cuerpo a tierra para rematar la faena gritó: ¿Pero cómo ha pegado esto?» «Hombre, le digo yo orgullosa ya relajada tumbada en el sofá de la terraza, es que he hecho un trabajo fino (argot albañil)». Y de pronto me contesta: «¡Para trabajo fino el que sale de mi chumino!»
Se ve que el trabajo bien hecho no le sienta igual a todo el mundo…
Clara Montesinos says
Nota para no herir susceptibilidades: el que me ayudaba con el tema del riego no era mi marido. Aclarado… Bs
Anónimo says
Pues ahora no nos puedes dejar sin saber qiém era la de la frase, porque chumino sólo lo tienes las mujeres…
Anónimo says
Cuidadin que yo lo sé y puedo chrrarlo. Pero bueno, el riego va o no?
Clara says
Muy fino el trabajito conociendo cómo se os dan las manualidades no creo que haya sido. ¡No tireis la regaderaaaaaa!
eclipse de luna says
Jaja menuda respuesta para el trabajo fino.
Lo que cuenta es la voluntad y tu pusiste mucha jeje.
Besos.
Mar