«Si cada cosa tiene un sitio, luego ordenar es muy fácil», «¡Si es que tienes tu habitación manga por hombro!», «Plantas, te van a salir plantas de debajo de la cama», «Lo que esté en el suelo cuando pase el aspirador, lo tiro», «Si no lo aprecias y lo dejas por ahí, tampoco lo echarás de menos cuando yo lo tire a la basura». Ay, qué frases celebres nos dejan las madres cuando limpian nuestros cuartos… Bueno, la mía no porque yo he sido bastante ordenada, he de decir. Aunque si abrías mi armario era otra cosa, pero a primera vista todo estaba perfecto. Claro, si eres un poco cotilla y miras donde no debes pues te encuentras lo que te encuentras: un montón de ropa sin clasificar y con el que había que usar la conocida técnica: tira que algo sacarás.
El caso es que todas las madres, por lo general, son bastante ordenadas y meticulosas con el asunto de la casa. Pero lo que ellas no saben es que en algún momento, tal vez, se les puede volver en su contra.
Si tu madre te dice: «Tráeme el hilo de coser rojo que está en el segundo estante de la habitación del pasillo», no hay pérdida, está ahí. Por eso, si una madre le dice a sus cuatro hijas: «Cuando me muera quiero que me enterréis con el vestido que está en el altillo, hijas mías», pues no hay duda. Eso es una madre organizada, o no. Porque llegó el día. Las hijas se subieron a una escalera, bajaron la caja con el vestido y recogieron sus mandíbulas que se les habían caído al abrir la caja y ver un traje de sevillana con su peineta, su flor, sus collares, sus pendientes y sus volantes. «¿Y esto? ¿No será demasiado amortajarla con esto siendo de Albacete?» «La mamá dijo que esto es lo que quería y es lo que tenemos que hacer». Todo el pueblo se quedó estupefacto a ver a la Manuela, así se llamaba, vestida a lunares y descansando en paz, eso sí, con mucho arte. Y así pasó el entierro y sus hijas aprendieron a vivir sin ella.
Al cabo de los meses, cuando se decidieron a vacíar la casa de su madre, volvieron a abrir el altillo y encontraron al fondo otra caja con un vestido blanco mucho más adecuado para un entierro por esas zonas. Se ve que la mujer no se acordaba que había subido hace años al altillo el traje de gitana y que lo había puesto delante del auténtico. Las hijas tuvieron que poner un cartel en la iglesia del pueblo para salvar la imagen de su madre. Mientras lo clavaban en la puerta pensaban: » Si cada cosa tiene su sitio…»
Pedalier says
Jajaja. La verdad es que, aunque hortera, la mujer se fue al Otro Mundo demostrando, indirectamente, que tenía personalidad. Porque estoy seguro que ninguna de las personas que fue a sus exequias hubiera tenido narices de ponerse semejante mortaja.
Nos leemos.
Anónimo says
La realidad, siempre supera a la ficción. Ja, ja,ja, ja…
Anónimo says
Me ha dicho "un pajarito" que hoy es el cumpleaños de esta escritora que nos dá ese "puntito", para comenzar el día.
Para todos los que queraís felicitarla.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Clara Montesinos says
Las noticias vuelan. ¡Muchas gracias! Un beso, CLARA
Yayin says
Como siempre me ha gustado leer tu blog,mare de deu cuando la viera llegar San Pedro,jajaja.
Muchas felicidades en tu cumple,y creo que es el mismo pajarito que me lo ha dicho,jaja.
Besets perla.
Rosa.