La publicidad, aunque fundamental en los medios de comunicación, es repudiada muchas veces por los profesionales del medio. Parece que no son conscientes de que el periódico en el que trabajan no se cubre con el euro que paga el lector ni que el programa que presentan no se puede procucir con sueños e ilusiones. O tienes un patrocinador detrás o no se hace. O tal vez son «conscientes intermitentes». En los despachos sí, en público no. Por ejemplo, bien que Sálvame aprovecha que es un programa de éxito cobrando a más de 19.000 euros la emisión de un spot de 20 segundos. Lógico. Esto es la comunicación. No debemos olvidar que la publicidad es un derecho. Todos tenemos derecho a estar informados. Y todos podemos comunicar qué vendemos, qué ofrecemos. Informar y persuadir, ese es el juego de los publicistas y en este juego participan los medios y los que trabajan en ellos. Como no suele ser habitual, me sorprendió mucho el paso a publicidad que Mercedes Milá hizo en la última gala de Gran Hermano. Vino a decir algo así como: Unos anuncios que hay que verlos proque sin ellos no sería posible que todos estuviéramos aquí ni que vosotros disfrutárais de este programa. Y yo sola levantada en el salón de mi casa: ¡Bravo! ¡Bravo! Es el paso a publicidad más acertado que he visto en mi vida. Sólo puedo decir: Gracias.
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