¡Pues no me imagino como sería yo sin haber viajado! Porque por muy cosmopolita que quiera ser, si en una ciudad hay algo que no se hace, no se hace y punto! Cambiar las costumbres no se consigue de un día para otro ni depende de una sola persona. Y menos de alguna persona poco consciente del cambio que quiere realizar.
Y cuento esto sabiendo que me atropellarán por la calle justo después de eschucar un «triin triin» metálico y dispuesta a admitir las quejas de amigos como Álvaro, gran fan de bicicling.
Me refiero a las bicis y los «biciclistas» como diría aquel. Cuanto más paseo por las ciudades más me doy cuenta de que: las bicicletas son para el campo…o para Holanda (como le increpé el otro día a un chico que iba en bici y que había tenido a bien apollarla en el contenedor de basura para que nadie pudiera ni acercarse al contenedor, a pesar de ir cargada hasta arriba con bolsas, como iba yo).
Porque ¿quién decide ir en bici? ¿Ellos o yo? Ellos. Pues yo no quiero que me atropellen porque van por encima de la acera o ir a menos 3 por hora con mi coche por la carretera porque una «colla» de tres van haciendo zig-zag por una carretera bien estrecha.
Las bicis son un gran invento y muy ecológico pero hace falta pulir a los que las conducen. No somos perfectos supongo…
estiu says
Dame una D, dame una I, dame una S, dame una C, dame una R, dame una E, dame una P, dame una O… Pero no obstante… I <3 U!
Clara Montesinos says
Esperando tu comentario estaba… Ya sabía yo que ibas a discrepar. Tal vez porque tu vas en bici y yo andando pero a qué tú mismo reconoces que hay veces que vais…eh? ¡Con lo bonito que es pasear!